LE PREGUNTO A DIOS 3

In memoriam, con el dolor del recuerdo;

con la infinita dicha de ser, por siempre, tu hijo

Le pregunto a Dios, María Santos Torres Zamorano, de qué fibra te habrá hecho para dar la vida entera por tus hijos de la manera heroica que lo hiciste. Para dar amor materno a quienes el destino quiso que fueran, por bendita añadidura, también como tus propios hijos, y con ello hermanos del sino. Y para que cuando te preguntara por qué lo habías hecho, contestaras, con una sencilla dulzura, que era tan sólo el deber cumplido.

Le pregunto a Dios, María Santos, de qué fibra te habrá hecho para ofrendar caudales de lágrimas sólo para procurarnos bien. Para sufrir, muchas veces, un doloroso silencio. Para, enseguida, volver a sonreír como sólo tu lo hacías, de manera discreta amorosa y cálida, aun en medio de la adversidad, que parecía insuperable, y el infortunio. Para seguir cantando canciones festivas, en medio del vendaval, con tu voz siempre diáfana y cristalina. Para seguir hablándonos siempre con tu voz tierna e inolvidablemente ingenua, pero llena de inteligencia y sabiduría.

 

Le pregunto a Dios, María Santos, de que fibra te habrá hecho para no sentir nunca envidia, para no guardar rencor, para perdonar siempre, para no sembrar inquinas. Para no dañar nunca, aun cuando te hubieran herido. Para invocar siempre a quien sabías que no regresaría ni volvería aunque por la más terrible ingratitud te hubiera abandonado. Para guardar palabras ante el desdeño y el rencor gratuito y esperar inútilmente al ser lejano que jamás volvería . Para no proferir insultos a quien los merecía y si, en cambio, enviar bendiciones sobre sus vidas.

 

Le pregunto a Dios, María Santos, de qué fibra te habrá hecho para soportar desdenes, insultos y humillaciones, sin devolverlos a cambio. Para jamás jurar ni buscar venganza. Para nunca traicionar principios ni credo y seguir siendo fiel al Padre y a ti misma. Para regresar el tiempo y reconciliarte con tu presente, para dejar el pasado en el pasado. Para ser excepcional, un haz luminoso, en todos los sentidos. Para ser el mejor ser humano que jamás haya conocido. Sin tacha, sin reproche y con un pudor notablemente antiguo, de esos que con la ausencia de honor ya se han perdido.

 

Siempre tan digna como el Cielo.

 

Por eso le pregunto a Dios, María Santos, de qué fibra te habrá hecho. Ahora que estás en su infinita presencia, hermosa madre mía… Él lo sabe, tú lo sabes…yo algún día, cuando llegue el día… quizás lo sabré…

Un Comentario

  1. Mi muy querido Dr. Humberto Enrique Ruiz Torres, Dr. HERT., Queridísimo Beto, sólo los que hemos tenido la bendición de una madre de ese tamaño, la que enmarca y hasta rebasa el término de «madre mediterránea», esa «fibra» de la que hablas pero que no tiene nombre, ni medida; entendemos la fortuna y el milagro de ser concebidos por ellas, y el hueco que la mortalidad conlleva y que se lleva en el alma, «esa fibra» no se conoce sólo se siente, cubre, une, bendice, obliga y protege siempre!!
    Sólo personas como TÚ, alcanzan a concebir y tener la firme convicción de un mundo mejor, «el mundo venidero», como le dijiste de hinojos, con los ojos empapados, en el «homenaje familiar» que tuve el honor de presenciar: «allá nos vemos mamita»
    Me consta que no pudo haber tenido más dicha, ternura, cuidados, respeto, amor…que los que le brindaste, ni mayor orgullo que TÚ, la tan HERMOSA FAMILIA que forjó y el amor que repartió!!!!
    Todo mi cariño siempre, siempre, siempre. Susy.

  2. Humberto, gracias por este homenaje a un ser que tuve la fortuna de conocer de cerca y a la que sigo sintiendo cerca. Una suegra dulce, generosa, tierna, inteligente, simpática y simplemente divina y un ser único y admirable.

    • Muy querida Crys: Gracias por haberle dado tanto cariño a mi mamá. Gracias por haberla tenido tan cerca de ti. Gracias por haberte convertido legítimamente en una hermana más. Gracias.

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